lunes, 14 de enero de 2013

Ego no soy yo

El ruido incrustado de los pedazos del ego del otro
llega en es
ca
lo
nes de aventuras nocturnas lejanas
y vacías que pretenden instalarse afuera en vigilias sutiles
pero se queda en el ego que parece ser mío.
Ejercitan amenazas obsesivas de frustradas evasivas, molidas
que se a-r-m-a-n como de la nada pero que nacen de la multiplicidad del yo exacto.

Lo que tengo no lo quiero, quiero lo que viene de brazos extraños
que se suma a esto en idénticos reflejos de un espejo roto.
La edad no olvida; palpita y demanda lo de tiempos primitivos
donde la creación aún no se inventaba.

Nazco sin querer desde otros hacia mí
en un gran fraude de negaciones obsesivas.
Le ruego a dioses y demonios nacer de nuevo desde la nada,
constituyéndome al son de una especie distinta y original
Pero me vuelvo a armar desde el ego desde los otros
hasta hacerme un cero
inconsciente, reluciente, en éxtasis de olvido
desde la temprana infancia.

Me desestructuro y me uno desde las ramas del estómago
hasta hacerme carne y espíritu
desde el desenfreno,
desde la voluntad anulada de ser desde el ego de todos los demás en mí.

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